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Intruso en la riña (Faulkner-12)

Este libro, Intruder in the dust, se publicó en 1948, es decir después de los grandes libros de la saga, pero antes de que el autor recibiera el premio Nobel. Es, dentro de la saga de Yoknapatawpha, un texto sencillo y directo, con personajes que ya conocemos de otras obras (Lucas Beauchamp, Gavin Stevens, Charles Mallison) y con una trama ágil y cuasi policial, llena de acción y de sorpresas. Es también, quizás, el libro de la saga que más directamente trata sobre la problemática de la discriminación racial en el Sur de los Estados Unidos y los enormes y violentos conflictos entre los “negros” y los “blancos” (en pleno siglo XX, mucho después de la supuesta “liberación” de los afroamericanos).


A jugar con Faulkner

1. Ya vas a ver. El pueblo de Jefferson parece decidido a lograr que Lucas Beauchamp admita, por fin, algo. ¿Qué es?

a. Que es pobre.

b. Que es un criminal.

c. Que es negro.

d. Que no es parte de la familia McCaslin.

2. ¿Qué quiso decir Willy? Indique cuál cree que es el significado de estos términos que aparecen en el libro.

a. shurf b. satdy c. nemmine d. um


La estructura

La prosa de esta novela es de lo más sencillo que puede encontrarse dentro de la saga, y la estructura es también de lo más sencilla: once capítulos numerados, sin título, y sin diferencias estructurales entre ellos, que van relatando, en orden cronológico, todo lo que va sucediendo. Es una estructura de novela policial, y este libro es en cierta forma un policial de enigma, que juega constantemente con el suspenso y con vueltas de tuerca sorprendentes del principio hasta el final.


El título

Intruder in the dust se tradujo como Intruso en el polvo, y probablemente sea la peor y más ridícula de todas las traducciones de títulos que sufrió la obra de Faulkner (y ya repasamos muchos desastres, en ese rubro). Dust es “polvo”, ok, pero como sucede con casi todas las palabras, no siempre significa lo mismo, y aquí dust no está usado en su acepción principal, sino como un sinónimo sofisticado y un poco demodé de conflicto, riña, lío, tramoya, emboscada. Una buena traducción de este título sería, por ejemplo: Intruso en el ajo (utilizando “ajo” también con un sentido diferente del principal: como asunto, conflicto, situación). Solo que “ajo” no suena sofisticado, como quería Faulkner que sonara su título (estuvo mucho tiempo explorando opciones antes de confirmar el título de esta novela, pero como le contó a su agente Robert Haas en una carta: “quiero una palabra precisa, un sinónimo solemne (o un poco más solemne) de chanchullo, tramoya, lío”).


Así que, habiendo pensado mucho y no encontrando una opción mejor, creo que Intruso en la riña sería el título que prefiero; con esa palabra, riña, que nos resulta a nosotros también un poco solemne y demodé, como quería el autor. Lo que seguro que es inaceptable es la traducción Intruso en el polvo; se supone que si sos traductor tenés que considerar que un sustantivo puede traducirse a veces de más de una manera, en especial si la traducción base que hiciste no tiene ningún sentido, como sucede con la frase “intruso en el polvo”. No sé quién fue el primero que tradujo este título así, pero me enoja su incompetencia, y es una falta total de respeto a la obra.


El intruso del título se refiere a dos personajes, en la novela; por un lado, al niño Charles Mallison, quien se ve envuelto, sin tener nada que ver, en el conflicto entre Lucas Beauchamp y los white trash que quieren lincharlo; pero también se refiere al mismo Lucas, que fue un intruso en otra riña, la que terminó con la muerte de un hombre blanco (crimen del que lo acusan).

Norreseña

Sin dudas este no está entre los grandes libros de Faulkner; sin embargo, es una buena novela, en líneas generales, y si estás leyendo la saga de Yoknapatawpha, es un libro que tiene un buen lugar allí, que vale la pena que esté, y uno no se arrepiente de haberlo leído.


Lucas Beauchamp, el negro descendiente de los McCaslin (y orgulloso de ello) que conocimos en Go Down, Moses, es acusado aquí de asesinar a un hombre blanco (de una familia pobre, unos white trash, los Gowrie). Como sucedía con frecuencia en el Sur (lean el posteo de mi amigo el DJ Vago acerca de “Strange Fruit”, si no me creen), cuando un negro era acusado de matar a un blanco, frecuentemente aparecía una turba que lo sacaba de la comisaría o de donde fuera que estuviera para “hacer justicia” por mano propia (colgándolo y/o quemándolo, por lo general). Y Lucas, que además es orgulloso y agrandado, se compró todos los números para ser linchado. Además, por si fuera poco, fue atrapado casi in fraganti, con el arma humeante en sus manos y el muerto al lado, así que no parece haber mucho que discutir, respecto de su culpabilidad. Sin embargo, Lucas pide que lo asista un abogado (Gavin Stevens). Como dice uno de los Gowries: “¿Abogado? Cuando lo agarremos, no va a necesitar ni siquiera un sepulturero”.


El abogado no lo ayuda mucho (no hay mucho que hacer, la verdad), pero Lucas, ya preso, le pide entonces a Charles, el sobrino preadolescente de Gavin Stevens, que “le haga un recado”: que vaya al cementerio, abra el ataúd del muerto y compruebe la herida, porque (según alega Lucas) el disparo que lo mató no salió de su pistola. El pedido es ridículo, la propuesta es ridícula y sin sentido, y sin embargo Charles (intruso en esa riña que no es suya) se embarca en esa misión absurda y casi suicida, con resultados siempre sorprendentes, y con la ayuda de su amigo Aleck Sanders y de la anciana señora Habersham (una típica "mujer del Sur", fuerte de carácter e incansable).


La historia tiene ritmo y suspenso de policial, y resulta entretenida de leer, y sustanciosa. Y como sucede en The Unvanquished, es interesante ver cómo niños, mujeres y negros (es decir, los marginados) se unen en contra del sistema social que crearon y dirigen los varones blancos. Un buen libro, en definitiva, aunque no debería estar entre los primeros de Faulkner que leas (salvo que te interese particularmente el tema de la discriminación racial en el Sur).


Una curiosidad

No es una curiosidad que se haya hecho una película a partir de un libro de Faulkner; lo que sí es curioso es que esta peli sí es buena. El film Intruder in the dust (el mismo título que la novela) salió apenas un año después que el libro, en 1949. Como la novela es lineal, cinematográfica, fácil de entender, con un tema de actualidad acuciante y controversial (la discriminación hacia la gente de color) y con buenos personajes, el director de la película pudo seguir el libro casi en forma literal, y el resultado es una película muy buena y donde los actores se lucen (dos de ellos estuvieron nominados al Globo de Oro, y la película fue considerada una de las mejores del año, además de ser un relativo éxito de taquilla). Va link al tráiler de la película (con la escena que elegí para el fragmento, abajo), pero en Youtube está también la película completa, si quieren verla. Me causa mucha gracia el inicio del tráiler, con la imagen del libro y la frase: “No podés filmar ESA novela... ¡Pero lo hicimos!”.


Un fragmento

(...) ese día había tres hombres blancos más o menos jóvenes que trabajaban en el aserradero cercano, todos un poco ebrios, uno de ellos con una reputación de armar disturbios y de violento, y llegó Lucas con el traje negro amplio y gastado que usaba cuando iba al pueblo y los domingos y el sombrero fino y muy usado y la cadena de reloj gruesa y el escarbadientes, y algo ocurrió, la historia no dice o quizás ni siquiera sabe qué, tal vez la forma en que caminó Lucas, en que entró hablándole a nadie en particular y fue hacia la caja e hizo su compra (era un paquete de cinco centavos de galletas de jengibre) y se dio vuelta y abrió el extremo del paquete y se sacó el escarbadientes y lo guardó en el bolsillo de la pechera del saco e hizo caer una de las galletas en la palma y la puso en su boca, o quizás nada de esto fue necesario, el hombre blanco de pronto de pie diciéndole algo a Lucas, diciéndole “Tú, maldito grandísimo nariz fruncida apestoso cabezahueca hijoeputa Edmonds”; y Lucas masticó la galleta de jengibre y la tragó y con el paquete ya tintineando de nuevo en su otra mano giró la cabeza muy lento y miró al blanco un rato y luego dijo:

—No soy un Edmonds. No soy de esa gente nueva. Soy del lote de los antiguos. Soy un McCaslin.

—Sigue paseando por aquí con esa mirada en tu cara y lo que vas a ser es carroña —dijo el blanco.

Durante otro momento, o al menos medio momento, Lucas se quedó mirando al hombre blanco con una calma y pensativa indiferencia; lentamente el paquete en su mano se agitó hasta que otra galleta cayó en su otra palma, luego la elevó hasta el borde de sus labios y la mordió con los dientes de arriba, haciendo bastante ruido en el silencio repentino pero sin ninguna implicación de burla ni de réplica o ni siquiera de desacuerdo, con ninguna implicación de nada en absoluto sino casi en forma abstracta, como un hombre que comiera galletas de jengibre en mitad de una soledad de cien millas mordería una con los dientes de arriba, y dijo:

—Sí, ya escuché eso una que otra vez. Y me di cuenta de que quienes dicen esas cosas no son ni siquiera Edmonds. (...)

(en el capítulo 2)


Respuestas de “A jugar con Faulkner”:

1. Respuesta c. “... y temblando de furia impotente, ya estaba pensando en el hombre a quien había visto una sola vez y apenas doce horas atrás, aunque antes de que terminara el año iba a aprender lo que cada hombre blanco en aquella parte del condado había estado pensando de él desde hacía años: Primero vamos a hacer que sea negro. Tiene que admitir que es un negro. Recién entonces, quizás, lo aceptaremos así como parece que quiere ser aceptado.”

2. a. shurf = sheriff; b. satdy = saturday (sábado); c. nemmine = never mind (no importa); d. um = them (ello/s, a ello/s).

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