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Laberintos de neón

Esta antología de cuentos contemporáneos de autoras coreanas fue publicada recién (2021) por editorial Hwarang, con la dirección editorial de Nicolás Braessas (responsable también de la selección de los textos).

Para quienes miramos series coreanas (soy fan) o escuchamos k-pop (no tan fan, pero algo escucho) resulta muy interesante poder leer en nuestro idioma, con buenas traducciones, a autoras a las que de otra manera accederíamos nunca, y este libro es una excelente oportunidad.


Son seis cuentos: tres pertenecen a Jang Ryujin, dos a Chung Serang y uno a Baik Sou Linne, todas ellas autoras muy jóvenes y que, por lo tanto, van alejándose poco a poco de los tópicos de la literatura tradicional del siglo XX. La mayoría de los relatos presentan las problemáticas actuales de la vida cotidiana en las ciudades de Corea (en particular Seúl), las dificultades del mundo del trabajo, las costumbres milenarias que se entrelazan con las nuevas situaciones que surgen a partir de las tecnologías digitales y las redes sociales, la compleja problemática de las relaciones interpersonales en una sociedad repleta de reglas estrictas (no escritas, pero no por eso menos rígidas) que aún determinan qué se debe hacer, decir o pensar (y estos cuentos muestran que no siempre se siguen esas reglas, pero que quebrarlas conlleva un costo o incluso un castigo ineludible).


La mayoría de los cuentos son bien del estilo de las prosas asiáticas (al menos las japonesas y chinas), que son como una “tajada de vida” (slice of life): el texto nos describe un recorte o porción de tiempo de unos personajes que interactúan, y el cuento termina tan de repente como comenzó, sin marcas que anticipen o adornen esos bordes textuales (olvídense de buscar “finales que finalizan” o “comienzos que comienzan”, algo muy caro a nosotres, escritores y lectores occidentales).


Me gustó leer cada uno de los cuentos, y cada uno es bueno en su estilo, pero mis favoritos fueron dos: el segundo que más me gustó fue “Luz desoladora”, de Baik Sou Linne, que nos presenta a un empleado de una empresa que organiza un festival y debe entrevistar a una cineasta europea, tarea aparentemente sencilla pero que se demuestra cuasi kafkianamente imposible, mientras él debe lidiar, además de con sus problemas laborales, con la inminente debacle de su matrimonio y de su vida entera.


Y mi más favorito, por lejos, es “Talla L para toda la eternidad”, de Chung Serang, es una genialidad este cuento, y aunque el libro tuviera solo este texto, igual me habría encantado leerlo: nos relata los pormenores cotidianos y las dificultades de una chica que es mordida por un vampiro y convertida ella misma en uno. Todo (cómo cambian para ella las comidas, las vacaciones, incluso el sexo) está contado con una tranquilidad casi apática, y a la vez con muchísimo humor (por dar un ejemplo, la protagonista se había propuesto bajar de peso antes de que llegara el verano, pero ahora que la mordieron y deja de comer como una humana normal, descubre que ya no puede aumentar o bajar de peso, y se lamenta (como anticipa el título) de que no llegó a adelgazar antes y tendrá que seguir usando por siempre ropa de talle grande.


En fin: un libro peculiar y bello, que vale la pena buscar y leer. Recomendado.

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