Hoy termino por un buen tiempo con estos comentarios norreseñas, porque se va terminando la Feria del Libro y ahora tengo que leer todos los libros que fui cosechando. Y tengo para rato. :)
Para terminar, les comento sobre una novela que no está en la Feria del Libro: “Playa de almas”, de Ángeles Durini, en Editorial Edebé, serie Periscopio. La forma más sencilla de conseguir los libros de Edebé es ser docente y que te los vengan a ofrecer; en las librerías no se consiguen fácil. Pero si llegan a ver este libro en algún lado, llévenlo, no se van a arrepentir.
La novela está protagonizada por Lucrecia, una chica de cerca de 20 años que va con su hermana de vacaciones al Cabo, uno de esos pueblos playeros agrestes en la costa uruguaya.
¿Una novela de viaje? ¿Una novela de vacaciones? ¿Una novela de aventuras y romances en vacaciones de playa? Si uno hiciera una lectura superficial, podría decir algo así. Pero “Playa de almas” es mucho más. Porque como indican los capítulos, que se titulan con elementos y símbolos alquímicos (“Oro”, “Jabón”, “Madera”, “Viento”, “Vapor”, “Diamante”...), esta es una novela de transformaciones y, sobre todo, de clima. Un clima que la autora va construyendo párrafo a párrafo, con una escritura exquisita, de frases cortas, de superposición de imágenes sensoriales que se entremezclan con pensamientos y acciones para ir llevando al lector a una sensación: la sensación de que algo está por suceder. Una inminencia oscura, relacionada de alguna manera ignorada con un lejano naufragio en esas mismas costas peligrosas, cerca del faro.
Y Lucrecia, de alguna forma, lo siente. Siente esa inminencia, esa cercanía, esa alquimia que la va envolviendo y por la cual jugar a los naipes con un grupo de recién conocidos puede convertirse en un asunto de vida o muerte, pues matar con una carta conecta tal vez con otras muertes, con otras vidas, con espíritus (almas) que sobrevuelan, recuerdan, se encarnan-encarnizan, vuelven al lugar de los hechos buscando un perdón o una venganza. Los sueños empiezan a interferir en la realidad, la realidad empieza a volverse confusa como un sueño. Los ojos de los jóvenes seductores esconden indecibles peligros, las risas de las extravagantes tías son presagios siniestros.
El clima de esta novela es muy fuerte, muy notable. Me recordó, mientras leía, a la novela “El tercer reich” de Bolaño (el título hace referencia a un juego de tablero, pero la historia transcurre en un hotel de playa) y al cuento (inédito) de Mario Méndez “El ascensor”, que también está surcado por personajes jóvenes pero inasibles en playas inquietantes. Y a la película “El resplandor” de Kubrick, pero la primera parte, antes de que Jack Nicholson consiga el hacha y se pudra todo.
En fin, una gran novela de Ángeles, un libro de esos que se releen cada tanto solo para volver a escuchar ese ritmo de palabras en oleaje y descubrir nuevos signos escondidos, transmutados en la alquimia.
Recomendada.