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La editora


Hoy comento norreseño la última novela para adultos de Franco Vaccarini, titulada La editora, publicada este año (2018) por Galerna, en su colección de narrativa contemporánea.

Curiosamente, la novela no tiene crédito de editora (ni de editor); yo esperaba leer “Edición: Edith Salamanca” o algo así, pero no.

Esta es la historia de Lucas Canterini, un muchacho gris, mediocre (al menos él se siente así), con un trabajo de oficina en una editorial y con ambición de convertirse en un escritor famoso (esta hybris es importante, Lucas no quiere escribir bien, o al menos no es esa su prioridad: quiere convertirse en un escritor y ganar fama con ello). Escribe un libro de cuentos, que se autopublica, y finalmente logra llamar la atención de la editora, Edith Salamanca, bella, inteligente, manipuladora y sensible. Ella ve algo en sus cuentos. Ella le dice que escriba una novela. Ella se acerca a él física y sentimentalmente. Y ella lo va guiando para avanzar en la escritura de un policial; le pide, por ejemplo, que haya más crueldad en el relato, que esa crueldad se sienta más real. Tanto lo va guiando, que llegará un momento en que los límites entre la vida de Lucas y su novela se vuelvan difusos, y un crimen en papel puede ser mucho más que simple ficción…

Como de costumbre, excelente el armado de los personajes que hace Franco. Su protagonista principal, Lucas, parece un buen tipo, y eso hace que uno lo acompañe en su recorrido y se sorprenda cuando resulta que no es tan bueno después de todo. Por momentos, se siente raskolnikoviano, este personaje, no sé si me entienden. Y Edith, que por momentos responde a los eternos y por lo general infundados prejuicios de los autores respecto de los editores (nefastos chupasangres etcétera) va también mostrando otras facetas al avanzar la historia.

Me gustó mucho la estructura del libro, un sutil guiño al metatexto en el relato policial: La editora es, a la vez que la novela de Franco Vaccarini, también y al mismo tiempo la novela policial que va armando Lucas Canterini (la similitud de apellidos no es casual, claro), y cuando la editora de La editora (Edith) le dice a Lucas que agregue una escena de sexo, es Franco el que agrega encuentros sexuales en el libro, y cuando le dice que escriba más cruel, la novela de Franco gana en crueldad (aunque podría ser todavía un pelín más cruel, diría probablemente Edith).

Una excelente novela policial-existencial que habla, al mismo tiempo, sobre los libros y la escritura, que se lee de un tirón, con un ritmo incesante y súper bien escrita.

Eso sí: si alguno de ustedes es un autor inédito que busca publicar, por favor no lea este libro como si fuera un instructivo.

Recomendada.


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