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Cocodrilo con flor rosa


Hoy les comento norreseño un libro tan inusual como tremendo, titulado Cocodrilo con flor rosa, de la genial Sandra Siemens (autora, entre muchos otros, de libros como Lucía no tardes, Otto & Kimoti, La tortilla de papas, La doncella roja, La linternita mágica, y reciente ganadora por segunda vez (un exceso) del premio Barco de Vapor con Bombay). Volviendo a Cocodrilo, fue publicado por Norma recién recién (2019), en su colección Zona Libre, con la dirección de Laura Leibiker y la edición de Laura Linzuain.

El libro comienza con una cita de Proust, que remite (sin nombrarla) a la famosa madalena, es decir, a cómo los objetos nos traen sensaciones y las sensaciones nos traen recuerdos y los recuerdos hacen revivir un pasado que creíamos perdido. Y la cita tiene que ver mucho con esta historia, que comienza en un pueblito pequeño, donde todos se conocen, y en el que se está organizando un gran festejo sorpresa para el cumpleaños número 80 del tío Amadeo, el viejito divino que es como de la familia, el loco lindo que todos en el pueblo adoran, que ya está muy grande pero mantiene una memoria impecable.

En ese pueblo, Teresa, una chica de 17, comienza a asistir a un taller de pintura con Margo, una artista recién mudada al pueblo. Teresa empieza a pintar un cuadro, mientras el libro avanza y la gente prepara, bienintencionada y banal, los detalles del gran festejo del viejito adorable. En el cuadro aparece un sillón verde. Ese sillón y la palabra malfatti le recuerdan a Teresa algo terrible que intentó suprimir de su memoria infantil.

Este párrafo que aquí empiezo contiene algo de espoileo, pero bueno, banquensé, loques. O saltéenlo. Una de dos. A medida que recuerda, el cuadro de Teresa va mutando: el sillón verde se vuelve un cocodrilo que tiene en los ojos caballos amarillos que galopan; aparece una flor rosa que mancha y se deshace, y aparecen palabras de furia y dolor que completan la obra. Porque lo que Teresa recuerda, a su pesar, es cómo el tío Amadeo abusaba de ella, en las siestas de los domingos de su infancia, después de que almorzaran malfatti de verdura y mientras miraban películas sentados en el sillón verde de su casa.

¿Qué se hace, con eso terrible que aflora? ¿Cómo se maneja ese infierno grande que oculta artero, el encantador pueblo chico? ¿Qué otros secretos saldrán de las sombras del olvido para mostrarle a Teresa que no está sola frente a sus monstruos?

No les digo: lean Cocodrilo con flor rosa, una gran gran novela de Sandra Siemens, "juvenil" pero a la vez súper para adultos, una escritura terrible y bella que te noquea, un libro que debe haber sido muy difícil de escribir pero que vale, muy, la pena leer.

Recomendado.


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