Este libro de poemas de Natalia Schapiro fue publicado hace pocos meses por la editorial sanjuanina elandamio, con edición y diseño de Damián López.
Por lo general no leo los textos que presentan y los de contratapa, pero aquí sí lo hice, porque eran breves y porque son nada menos de que Laura Devetach, Roberta Iannamico y Juan Lima. Nada que empieza así puede terminar mal, me dije.
Esas presentaciones e invitaciones están muy bien, y me quedó especialmente una frase de Laura, que define este poemario como “un acto de sinceridad, una suave brutalidad”. Me encantó la frase y es muy certera, porque eso es lo que uno va uno sintiendo al avanzar sobre estos poemas: es un recorrido por momentos cotidianos, arbolitos de momentos de una mujer adulta con su familia, sus hijos, su marido, su trabajo, su madre ya viejita, su mascota, su propio interior, su casa. Arbolitos que van formando un bosque, collar de versos donde cada cuenta es descripta con esa suavidad brutal de no mentirse a sí misma, de no negar ninguna arista o reflejo de lo que sucede, por más afilado que sea. Desde hacer milanesas por primera vez con el hijo que crece inexorable, acompañar a pasear a una madre que está cada vez más frágil o descubrir qué es lo que genera la entrada del covid en la casa y en el propio cuerpo, Natalia va contando toda una vida como si fuera una novela, paso a paso, pero en versos de una sonoridad tersa y un ritmo que te envuelve, que hacen que todo resuene de belleza incluso cuando se está describiendo una muerte.
Esa mañana apareció
en la bañadera
los ojos, dos piedras
dudamos si respiraba. [...]
Mi hijo mostró su reciente adultez
y la puso en una caja de cartón
traída del chino
en la veterinaria le inyectaron paz.
Quisimos abreviar también
los adornos de la muerte.
En el primer contenedor, un cartonero
hurgando lo suyo
caminamos otra cuadra
la caja, pesada
ya solos frente a la boca
de ballena abierta
en una ceremonia íntima fugaz
respiramos ancho
le dijimos adiós.
(poema “adiós”)
Me gustó mucho este libro; me gusta cuando al leer a un poeta uno puede entrar en su voz y quedarse allí, como si fuera un lugar, e ir conociendo esos rincones de sonido y de sentido. Y eso nos propone el recorrido por este bosque cotidiano de claroscuros y pequeños misterios.
Al ser de poesía y de una editorial pequeña, no es fácil hallar este libro en las librerías, pero puede pedirse a la editorial en forma directa (elandamio ediciones), o en la ciudad de Buenos Aires, directamente a la autora, schapiron@hotmail.com.
No se lo pierdan. Recomendado.
Reconozco el comienzo del día
en esta pena que hunde
y lame a mi madre vieja
desde allí va saliendo
el pañuelo de la mañana.
Los enojos se deshilacharon
brota amor antiguo
pegado a los huesos.
Y ahora estás tan frágil
solo puedo cuidarte
del viento.
(poema “madre”)
Hermoso libro y buenísima reseña como siempre. Abrazo grande para los dos!!
Gracias Natalia por la brutal belleza de tu poesía!
Gracias Sebastián por traernosla!