Crear una galaxia es simple
- vargassebastianh
- hace 8 horas
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Este libro para primeros lectores con texto de María José Ferrada e ilustraciones de Karina Letelier (ambas son autoras chilenas muy reconocidas) fue publicado hace poquito (fines de 2024) por Ojoreja, con la dirección editorial de Paula Fernández.

El libro propone, desde el título, una afirmación temeraria, que los astrónomos podrían quizá querer rebatir o al menos llevar a discusión. Pero el texto, armado como un texto instruccional, se encargará de explicar paso a paso qué es necesario para crear nuestra propia galaxia, y al avanzar por las coloridas páginas (con una paleta de colores plenos y saturados, me gustó especialmente el azul oscurísimo que presenta las escenas con el cielo nocturno, muy bellas ilustraciones de Karina Letelier), comprobamos que en efecto, los pasos son sencillos y los materiales requeridos son pocos: apenas un puñado de caramelos, papeles de colores para envolverlos, un parque con un árbol, y tiempo.
DEBES TOMAR UN PUÑADO DE CARAMELOS, ENVOLVERLOS EN PAPEL BRILLANTE, Y ESPERAR QUE PASE EL TIEMPO.
(SIETE DÍAS, SIETE MESES O SIETE AÑOS).

Y esa es la clave, por supuesto: a los primeros lectores, que nadan en el tiempo como si fueran peces de ese mar, quizá no les impresione la distancia del tiempo, ni que no se sepa cuánto hay que esperar exactamente en ese ítem esencial del instructivo; pero los grandes podemos darnos cuenta de que en el paso del tiempo se nos va (y nos llega) la vida entera, con sus risas y lágrimas, y que incluir en esta instrucción la dimensión del tiempo es lo que vuelve las instrucciones más precisas y el libro, más verdadero.

“No te preocupes, el tiempo pasa volando”, aclara quien narra, y también es verdad… en cierta forma. Cuando pase el tiempo necesario, aquellos caramelos plantados bajo un árbol del parque se habrán convertido, un poco de magia mediante, en una nueva galaxia, un conjunto de estrellas brillantes que existe gracias a vos.
(SI QUIERES, YA PUEDES AVISARLE A LOS ASTRÓNOMOS).
Desde un punto de vista adulto y racional (o científico), podría parecernos absurdo, este instructivo; pero lo cierto es que los adultos racionales del pasado (y algunos del presente), cuando inventaron las primeras constelaciones y buscaron en ellas dibujos y significados y les dieron nombres e inventaron el zodíaco para contenerlas, no actuaban en forma tan diferente, ni sus métodos eran mucho más sofisticados. La diferencia entre la falsación de una hipótesis aventurada y la certeza de una verdad cósmica puede ser, a menudo, simplemente creer: si creemos en esa galaxia que formamos con caramelos enterrados, ¿quién nos demostrará que eso no es suficiente para que exista?
Un libro bello y profundo (sin dejar de ser simple), además de útil (Tener un patito es útil, se titula el libro de Isol que me vino a la mente mientras leía esta obra) para conectarnos, pequeños y grandes, con la magia de mirar el cielo, de remover la tierra junto a un árbol, de no comer tantos caramelos (pero tenerlos en alta estima) y de ser conscientes de que el paso del tiempo, a la vez que nos hace crecer (aunque no quisiéramos), hace crecer también el copioso número de las estrellas.
Recomendado.