Este libro de Gloria Candioti con ilustraciones de Guillermina Marino fue publicado por MB Editora en 2020, con la edición de Maryta Berenguer y en la colección Andariegos: mis primeras novelas, destinada a primeros lectores autónomos.
El libro es uno solo, pero incluye dos novelas breves (si uno gira el libro, encuentra atrás la tapa de la otra novela, de forma que el libro tiene dos tapas y ninguna contratapa, y en el centro del libro se encuentran, en ambas carillas de una misma hoja, los índices finales de ambas partes). Así que no hay un orden preestablecido, para leer las dos historias.
En su mundo nos presenta a Matías, un nene de seis que “vive en la Luna”, que se lo pasa inventando historias y viviendo dentro de esa realidad que solamente él ve, lo que hace que sus padres lo consideren un soñador, que su hermana lo trate de mentiroso, que su maestra le ruegue que no se distraiga tanto... En cada capítulo, Matías desarrolla una aventura diferente a partir de una realidad mucho más prosaica; en ocasiones, esas fantasías, de tan fuertes, producen una desconexión con la realidad que hace que Matías se ponga en peligro, lo que obviamente preocupa bastante a quienes lo rodean, en especial a los adultos que lo quieren y lo cuidan: cuando las fantasías se multiplican, ser fantasioso puede pasar de ser un don a un problema serio, y no es fácil imaginar cómo es posible resolverlo, y ni siquiera si es algo que deba resolverse.
A vuelta de libro está la otra novela, ¡Mami, tengo un problema!, protagonizada por Anita, una nena que empieza tercer grado con sus amigos de siempre y se enfrenta también a un problema difícil, encarnado en Manuel, el compañero nuevo, alto, desarreglado, hosco y problemático, que no parece querer (o poder) hacerse amigo de nadie y más bien, por el contrario, se ve dispuesto a maltratar a todos, a tener malas notas y a ganarse enemigos. Se van alternando episodios protagonizados por Anita y otros por Manuel, y la ayuda y el consejo de los adultos será clave para comprender mejor lo que sucede e intentar mejorar la situación de todos, tanto en la escuela como fuera de ella.
Si bien las historias no tienen conexiones directas y por lo tanto pueden leerse en forma autónoma, es cierto que el ritmo y el clima de ambas son diferentes (la historia de Matías está formada por capítulos cuasi autónomos y cerrados, como en un círculo, mientras que la de Anita avanza como una flecha) y que, en forma sutil, se complementan, por lo que resulta interesante aprovechar el particular formato del libro para intercalar capítulos de una novela con otra y ver cómo eso cambia nuestra experiencia lectora.
Buenísimas las ilustraciones de Guillermina Marino, a dos colores (rojo y negro), que van acompañando los desencuentros de Anita y Manuel y hacen visibles las “locas” aventuras fantasiosas de Matías.
En fin: muy buen libro. Recomendado.