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La orfandad de los muertos

Esta novela corta de Florencia Serpentini fue publicada en 2019 por Puerto de Palos-Cántaro, en su colección Aldea Literaria, con la coordinación de Karina Echevarría, y sugerida para lectores a partir de 14 años (aunque creo que pueden leerla sin problemas lectores de once en adelante que fueran ya algo experimentados; y adultos, claro).


En la zona Sur del conurbano bonaerense, cuatro amigos del secundario, Pintu, Nuria, Ivo y Sanchito (“La Banda del Fondo”) se quedan impresionados al ver, durante una visita al cementerio, la tumba de su profesor de Historia, a quien llamaban el Sargento pero a pesar de eso era su profesor favorito. Lo que los impresiona, además por supuesto de que esa persona que conocían y apreciaban esté muerta, es que su tumba aparece, como muchas en el cementerio, abandonada, descuidada, muda, huérfana de cualquier signo de aprecio por parte de los vivientes. Deciden entonces que inventarán epitafios atractivos para sus propias tumbas: para evitar que, cuando ellos mismos mueran, queden huérfanos del recuerdo y la atención de los que quedan.


Me recordó por momento a Nada (la de Janne Teller, no la de Laforet), por la búsqueda desesperada de encontrar algo de sentido en esto que vamos descubriendo que es vivir (“¿Esto, era?”). También, por lo de los epitafios (esas palabras que deben definir, en su ausencia, quién fue una persona), me conectó con Toque de queda, de Jesse Ball.


Pero crear un epitafio perfecto no es algo tan sencillo como de entrada les parecía, y además de evitar su orfandad post-mortem tienen que resolver problemas acuciantes y más urgentes de sus vidas, la soledad, la incomprensión, los miedos, el amor naciente (el no correspondido, el quién sabe), decidir quiénes quieren ser, en esas vidas que podrían terminar mañana pero, a la vez, recién comienzan.


El relato va avanzando en tramos cortos y amables de leer, en tercera persona pero cada capítulo enfocado en uno de los cuatro personajes principales, y uno muy rápido se encariña con esos personajes que se leen creíbles y cercanos, mientras nos acercamos a un final que, probablemente, será menos definitivo que la muerte, más cercano a la agridulce felicidad de estar (aún) vivos.


En fin: una excelente novela juvenil de Florencia Serpentini, que te sigue acompañando en el pensamiento hasta bastante después de terminada la lectura. Recomendada.

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