Este libro, el primero de Isol como autora integral, fue publicado por el Fondo de Cultura Económica en su colección “A la orilla del viento” hace ya más de veinte años (1997 fue la primera edición), pero se mantiene tan actual y disfrutable como entonces, y sigue siendo uno de mis favoritos de esa gran autora.
Es, principalmente, una historia de amistad entre un niño y su perro (del niño no sabemos el nombre, pero el perro se llama Clovis). Ambos son amigos inseparables, tanto que el nene a veces tiene que preguntarle a la mamá cómo ella sabe que él no es un perro. Me encanta esa pregunta, filosófica y aguda como saben hacerlas les niñes (esos cuestionamientos filosóficos aparecer en muchos libros de Isol, como, por dar ejemplos, en Tener un patito es útil o en Nocturno).
Y la mamá le responde enumerando las cosas que hacen los perros y que los diferencian de los humanos: “Si fueras un perro te gustaría embarrarte en los charcos y correr ladrando a los autos”, “harías pis en los árboles y los chicos de la escuela se subirían en tu lomo”, “sacarías la lengua muy grande y húmeda y aullarías por la noche”...
Ni Clovis ni él están tan seguros del asunto, y luego de esos momentos de confusión existencial, lo dos salen, como todas las tardes, a jugar juntos.
Entonces vemos cómo Clovis y el niño, en sus juegos, van realizando juntos todas esas cosas que en teoría definen a un perro: chapotear y embarrarse, montarse mutuamente, perseguir el auto del heladero y lamer un gran helado, molestar a las hormigas haciéndoles pis junto a un árbol...
Y cuando el niño regresa a la casa, la mamá, enojada por la mugre que trae en la ropa, le dice que salga al jardín y no entre hasta quitarse la ropa sucia.
En el jardín, junto a la cucha, el niño confirma: “¿Sabes, Clovis? Algo me dice que el plan comienza a funcionar”. Así descubrimos que llevar esa “vida de perros” (frase que aquí tiene una connotación positiva, no como cuando se usa habitualmente) es una decisión deliberada del niño, para acercarse más aún a su mejor amigo.
Las imágenes son fantásticas, porque no solo están llenas de color y ritmo, sino que retratan al niño y al perro llenos de traviesa energía, energúmenos, con eternas risas llenas de dientes, zanguangos y (como suelen lograr tanto niños como perros) a la vez adorables.
Aquí pueden ver un genial video del FCE en el que Isol habla sobre este libro y lo cuenta, mientras se muestran las páginas: https://www.youtube.com/watch?v=LtPxZrikPsA
En fin: un gran libro álbum de Isol. Probablemente lo conozcas, pero si no, conseguilo, no debería faltar en tu biblioteca.
Recomendado.
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