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Vida del muerto

Este álbum con texto de David Wapner e ilustraciones de Matías Trillo fue publicado recién (segunda mitad de 2021) por Calibroscopio, con diseño de Matías Trillo y María Inés Gonzalez y la dirección editorial de Judith Wilhelm y Walter Binder.


En primer lugar, diré que es un hermoso objeto, como de costumbre les editores de Calibroscopio se esmeraron en la edición, que inclusive se completa fuera del libro, pues en contratapa hay código QR donde se puede ver una animación protagonizada por algunos de los personajes de la historia.


El texto de Wapner es genial, poético pero sobrio y aplomado, frases muy breves, con muy pocos adjetivos y solo las palabras justas y necesarias, como si fuera un relato dicho en un velorio, en el espacio entre las lágrimas y el silencio.


A la manera de esas historias mexicanas del Día de los Muertos, llenas de humor (negro) y de ternura, aquí se nos relata la historia de un pueblo que tiene un único muerto; pero no es alguien que ya murió y está enterrado, sino que es quien trabaja de muerto: es velado en la casa de sepelios, es llorado, enterrado y luego cuando queda solo en el cementerio sale tranquilamente de su tumba y se dispone, cuando las campanas de la iglesia lo llaman de nuevo, a ser nuevamente velado y enterrado, porque ser el único muerto del pueblo es trabajo serio e implica responsabilidades (como acicalarse y mantenerse siempre presentable, cada vez que se le hace un nuevo sepelio).

Pero “nada es eterno, y los muertos tampoco lo son”, así que el paso de los años y el consecuente declive físico del muerto traerá cambios drásticos no solo para él, sino para el pueblo entero.


Las imágenes de Trillo son realmente espectaculares, todas engamadas, como se ve desde la tapa, en negro, blanco, verde y rojo (los colores de la bandera mexicana), en una técnica mixta de toda mixtura, con escenas plenas de tonos enfermizos y personajes que parecen hechos de figuras de papel, aunque en cada página aparecen también otros personajes múltiples dibujados en lápiz, un cambalache de monstruos, calaveritas, bichitos y objetos de todo tipo que, en algunas escenas, inundan los espacios y toman el control de la historia, funcionando en un doble plano respecto de lo que sucede en la historia principal, la del muerto y sus vecinos.


Una historia llena de sorpresas y maravillas, con un humor ácido e incesante y un final sobrecogedor, imposible de soltar y que invita a ser releída una y otra vez para descubrir sus innumerables detalles y sutilezas. Gran libro de Wapner y Trillo. Recomendado.


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