Este libro, publicado por Zorro Rojo en 2016, es una especie de diccionario, un compendio de palabras sueltas en diferentes idiomas, con su traducción. Traducción que nunca es “uno a uno”: se requieren muchas palabras para traducir cada uno de los términos elegidos.
Para cada palabra, además de indicar el idioma al que pertenece, se incluye un comentario y una ilustración con la definición aproximada.
Las ilustraciones son muy bellas y las palabras, geniales. Algunas poéticas, otras graciosas, otras sorprendentes: uno no puede evitar maravillarse de todo lo que puede caber dentro de una palabra, y se verá tentado de incorporar esas palabras en el propio uso cotidiano y decir, por ejemplo, que compró un libro para tsundoku (tenerlo en un pilón de libros no leídos en casa; japonés) o que siente, antes de viajar por la montaña, resfeber (el inquieto latir del corazón de un viajero antes de empezar una travesía; alemán).
Un libro de esos que se hojean cada tanto para encontrar siempre un motivo nuevo de satisfacción y que, cuando no se tienen, son motivo de saudade.
Es también, sutilmente, una obra sobre la traducción: lo que se puede traducir, lo que se debería traducir y lo que no. El título en sí nos remite a la genial película de Sofia Coppola, “Lost in translation”, título que es un juego de palabras: a la vez, “perdido en la traducción” y “perdidos en el traslado”. Un título que fue, cruel ironía, nefastamente traducido como “Perdidos en Tokio” por la logia de los Traductores Ineptos de Títulos de Obras Fílmicas.
Hay también un segundo volumen, “Lost in translation again”, con la misma lógica que el primero. La edición de Zorro Rojo, como de costumbre, impecable: son libros tirando a caros, pero qué lindos.
Así que vale la pena tenerlos. Recomendados.