Papa Papatín
- vargassebastianh
- 16 sept
- 3 Min. de lectura
Este libro en cartoné para primeros lectores con texto de Florencia Esses e ilustraciones de Emilia Marzi fue publicado en 2023 por Abran Cancha, con la dirección editorial de Adela Basch, edición de Luciana Murzi y diseño de Natalia Aranda. Incluye, en el final, un QR que lleva al cuento narrado con voz.

Continuando con la serie de norreseñas sobre libros con protagonistas infrecuentes (en la que ya incluí un texto protagonizado por el aire en movimiento, otro por un extraterrestre que no se sabe bien qué es y otro con un protagonista animal y multitudinario), aquí comento el texto con el protagonista más insólito y sorprendente: una papa.
Es cierto que las papas están vivas (cosa que ustedes mismos pueden comprobar en sus casas, si dejan una papa sobre un frasco en contacto con el agua durante unos días), pero aún así no es frecuente que sean personajes en una historia, y mucho menos que lleguen a los roles protagónicos.
Aquí, una papa cae casualmente del camión que la transportaba (junto a miles de sus congéneres) y al caer adquiere, además de un chichón por el golpe, algo esencial: un nombre. La papa se vuelve individuo (aunque sigue siendo una papa, no el Papa ni un papá) y es llamada desde entonces con nombre y apellido: Papa Papatín. Además obtiene un pituco sombrero de copa, que crece probablemente de uno de sus propios brotes y la acompañará hasta el final de sus aventuras.

Comienza entonces un extenso camino del héroe papil (¿papal?) en el cual la papa, en coplas rimadas con versos de seis sílabas, se encontrará con conejos cariñosos, será absorbida y expulsada por una nube de lluvia, se verá amenazada por la voracidad de un pájaro, deberá sortear el peligroso tránsito de la ciudad y, en fin, un sinnúmero de aventuras, más aventureras aún para un ser tan sedentario y tan de su casa y su terruño como suelen ser las papas.
DE UN SALTO LLEGÓ
A UNA NUBE GRIS.
Y LLOVIÓ UNA PAPA.
FUE ALGO RARO, SÍ.
HASTA HIZO EQUILIBRIO
EN UN FINO ALAMBRE.
LA VIO UN PAJARITO,
PENSÓ: “TENGO HAMBRE”.
Hacia el final de sus aventuras, Papa Papatín llegará a la casa de los abuelos de quien está narrando la historia. Al abuelo Martín le encanta la papa y, al ser casi la hora del almuerzo, la invita a comer… pero al parecer, quien tiene que aportar la cena es la protagonista de la historia, que está a punto de ser cocinada y comida por los amables ancianos: un destino habitual y previsible para un alimento tan noble como la papa.

Sin embargo, la historia de Papa Papatín no termina así, hervida y servida en un plato (sería un final bastante feliz, si me preguntan); el abuelo se conduele de la simpática papa y la deja regresar a su camión, donde la siguen esperando sus amigas (hay papas ancianas [no les decimos “papas viejas”], papines bebés, papas con cuerpos no papanormativos, etc.) , a las que les contará sus aventuras y con las que se reúne para siempre (aunque al menos los adultos que leemos la historia imaginamos que ese “para siempre” durará solo hasta que a todas las cocinen, en muchas casas diferentes y con recetas diversas).
Las ilustraciones de Emilia Marzi son encantadoras, y acompañan muy bien a este texto encantador y rítmico, porque la papa, a pesar de su sombrero de copa, se ve magullada, opaca y un poco sucia, como suelen ser las papas, no brillante ni sofisticada, y además simpática y querible, de forma que la próxima papa que evaluemos para la cena quizá genere en nosotros, gracias a esta historia, sentimientos novedosos y encontrados.
Un libro bello y gracioso, ideal para leerles a bebés, para que lean primeros lectores, y para lectores adultos como yo también.
Recomendado.



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