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¡Ánimo, animales!

  • vargassebastianh
  • 9 sept
  • 3 Min. de lectura

Este libro con texto e ilustraciones de Walter Poser fue publicado por Abran Cancha en 2014, con dirección editorial de Adela Basch, edición de Luciana Murzi y diseño y diagramación de Delius (curiosamente, todos los mencionados y mencionadas son autores de quienes ya comenté libros en este blogcito).

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Continúo aquí la serie dedicada a protagonistas infrecuentes. Estuve un rato largo para decidir cómo clasificar a este texto de Walter, y no estoy muy convencido aún: podríamos decir que es un cuento largo, o una novela corta, o una especie de obra de teatro narrada… Sea como sea, es una historia muy divertida, en la que no hay un protagonista definido o, mejor dicho, todos los personajes (que son un montón) son equivalentemente protagónicos.


(Digresión: es bastante común que una historia "para chicos" esté protagonizada por uno o dos animales, o hasta por cuatro o cinco, como muchas de las historias del monte de Gustavo Roldán; pero este es el único libro que conozco que tiene casi veinte animales protagonistas.)


La escena inicial nos muestra a una rata que protesta, indignada, de que siempre usen su nombre para señalar defectos o actitudes negativas, o directamente como insulto: “es una rata”, “hacerse la rata”, “huir como una rata…”. Se le acerca una mosca, que tiene también sus motivos para quejarse (la consideran molesta, entrometida y sucia). Al igual que sucede en la escena inicial de la ópera “Las bodas de Figaro” de Mozart, los personajes se van sumando y sumando, y el dúo inicial de personajes se convierte en un trío, un cuarteto, un quinteto… Descubrimos que los animales no están exentos de prejuicios hacia sus colegas, y a medida en que ellos también dicen sin darse cuenta frases como “no seas pavo”, “no repitas como loro”, “sos un chancho” o “no seas tan burro”, los animales calumniados aparecerán en escena, cada uno con su propia forma de hablar, su idiosincracia y su carácter, hasta que la discusión se convierte en una desopilante maraña de quejas y malentendidos, y la reunión de los simpáticos animales se vuelve un nido de víboras (ahí siento que llegan reptando y siseando las víboras, a protestarme por mi frase prejuiciosa).

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Mientras tanto, conocemos a un gallo que se niega a cantar el kikiriquí y prefiere cantar tangos; una cabra que cecea y, aunque no esté tan loca como dicen, tiene un carácter terrible; un burro que no puede acudir porque está estudiando pero envía en representación, para que lo defienda, a su abogado (un zorro); un pavo que a veces les dice pavitos a sus pavitos; una tortuga que, muy enojada porque le dijeron lenta, empieza a ir, puños apretados hacia el lugar de reunión pero tarda demasiado, unos grillos que meten cizaña y unas cucarachas resilientes; y, en fin, una galería interminable de personajes graciosos y queribles que, entre todos, protagonizan esta historia, de forma que al terminar la historia descubrimos que el título nos había dado la pista clave, al mencionar a los animales en plural: porque ellos son, en forma conjunta, el protagonista múltiple de este original y bello libro.

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Las ilustraciones fueron realizadas por el autor del texto (es un libro de autor integral), y son muy divertidas y originales también, comenzando por la tapa donde vemos a todos los animales enojados (o desconcertados), incluyendo la mosca y hasta un par de grillos escondidos que hacen "cri, cri" en los momentos más álgidos de la discusión.


Este un clásico del humor en la LIJ argentina, y si no lo conocen aún, harán bien en buscarlo, leerlo y disfrutarlo. Que no se les escape la tortuga.

Recomendado.

 
 
 

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