Hoy les comento sobre esta novela de Fede Ivanier (de quien en este blogcito ya norreseñé tiempo atrás la hermosa novela Tatuajes rojos), titulada Alas en los pies. Fue publicada en 2009 en Santillana y reeditada en 2016 con la nueva marca, Loqueleo. Se editó en Montevideo (Fede es uruguayo), así que no estoy seguro de que se consiga fácil de este lado del río, pero bueno, arreglensé, ya son grandes.
[Digresión: A mí me lo regaló el mismísimo autor la última vez que nos vimos, cuando ya se le había pasado el enojo conmigo, que me gané por atreverme a poner en duda (tan errónea como heréticamente) que Francescoli fuera hincha de Peñarol.]
Es esta una buenísima novela juvenil, protagonizada por Lucas Pietrolini, un chico de catorce que adolece haciendo nada por la vida hasta que su primo Fefi lo lleva, casi a la fuerza, a un club de barrio, el club Noviembre, para que se pruebe jugando al básquet (Lucas es muy alto, y además, su padre Hugo, antes de ser el actual alcohólico malaonda en que se convirtió, había sido una estrella juvenil basquetbolística en el club).
Lucas protesta, pero finalmente se engancha con el básquet y, a la vez, con Filomena, una de las chicas que hacen natación en el club. De pronto, el básquet le da a Lucas un objetivo en su vida, un rumbo, y consigue entrar al equipo de Noviembre y jugar encuentros decisivos.
Sin embargo, jugar bien le cuesta, mantener su nivel le es difícil, entrenar no le gusta, y la presión que va sintiendo a partir de la competición lo lleva, casi sin darse cuenta, a tomar malas decisiones en todos los planos de su limitada (por lo corta) existencia: empieza a tomar drogas para mejorar su rendimiento en la cancha (autoengañándose para no admitirse que lo está haciendo), y su éxito deportivo (que lo hace en un momento creerse un superhéroe) lo lleva (y él se deja llevar) a dejar a Filomena por enredarse con otra chica mucho más “cool” pero mucho menos interesante.
Y me callo, no cuento más para no espoilear demasiado. Solo les digo que la voz narrativa está superbién construida, la lectura te va llevando sin perder ritmo, gracia ni interés en ningún momento, y la historia se disfruta un montón, mientras uno va avanzando por las cuatro partes del libro (tituladas, significativamente: “El hombre invisible”, “Supermán”, “Lex Luthor” y “Lucas Pietrolini”).
Me gustó especialmente cómo está pintada la forma de hablar y pensar de este adolescente que, sin tomar ninguna decisión horrible, sin proponerse nada malo y sin ser mala persona, de pronto se ve envuelto en un montón de problemas solo por hacer cosas sin pensar (no pensar: una mala costumbre humana, pero ejercida con orgullo particular entre les adolescentes).
Eso nomás: consíganse esta novela, les va a encantar.
Recomendada.