Hoy les comento sobre este libro de poemas de Cecilia Pisos, publicado a fines de 2015 por Mágicas Naranjas en su colección Maizal, con la coordinación general de Hilda Fernández Oreiro y la edición de Gustavo Gottfried.

En la presentación del libro, Cecilia nos dice: las piedras nos rodean. Aunque no las veamos, están allí debajo, alrededor, nos encuadran, nos anteceden, nos esperan.
Y estos bellos poemas (hay una docena de poemas en el libro), sencillos y profundos, celebran, en forma sutilmente elusiva, esa cualidad múltiple de las piedras, ese estar-sin-estar-siempre-presentes. Piedra en el zapato, piedra en la boca para desatar la lengua, piedra arrojada como castigo o impulso, piedra que ataca, piedra que construye, que cuenta, que escucha, que calla.
Solo transcribo uno de mis favoritos, como piedrita-botón de muestra:
Fórmula
Para hacer un círculo
perfecto
hacen falta una piedra
un lago
y una tarde.
Si la piedra es correcta,
hará
que el sol que baja
sobre el lago
quede adentro del círculo
que ella misma trazó
antes de ahogarse.
El libro, que es muy bonito y blanco, de pequeño formato cuadrado, se completa con las fotografías de Leticia Fraguela. Son buenísimas esas fotos, y se plantean también como con una cualidad poética, en tanto no explicitan, sino que sugieren. No son fotos de piedras (sería lo obvio), sino de mar, de agua, de campo, de bosque, de flor, de hoja, de pluma, en ocres, naranjas, grises, verdes: pero las piedras están allí abajo, ahí alrededor, omnipresentes, y uno no puede dejar de adivinarlas.
Un poemario que vale la pena leer y releer, y un bello libro para sumar al estante de los libros lindos.