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Lilo

Esta novela de Inés Garland fue publicada por Edelvives en 2019 (España) y 2020 (Argentina), y ganó en 2019 el prestigioso premio Ala Delta. Está recomendada para lectores a partir de los diez años.

Lilo es el protagonista y narrador en primera persona, y es un perro. Por lo general, no me atraen mucho las novelas protagonizadas por animales (suelen quedar muy humanizados y me cuesta entrar en el verosímil), pero aquí está tan bien armada la trama y tan bien escrito todo que, a pesar de que efectivamente los personajes animales tienen comportamientos y formas de pensar bastante humanos, igual uno se engancha y termina disfrutando mucho la lectura.


A pesar de que no lo pasa mal y lleva una vida bastante tranquila, Lilo tiene algunos problemas. El principal es que se sabe feo... o mejor dicho, lindo del cuello para arriba pero de patitas cortas, por lo que se percibe como irremediablemente “fallado” e incapaz de gustarle a Muriel, la perrita que le gusta a él y que pasa a saludarlo cada mañana a través de la reja de la casa de sus dueños (la reja no permite que se le vean a Lilo las patas, por lo que Muriel no sabe que él es paticorto, y Lilo se angustia por mantener ese secreto a toda costa).


Pero Lilo tiene también un olfato especial para el miedo y la tristeza, así que muy pronto huele que a Emi (la nieta de sus dueños Ava y Héctor) no la está pasando bien en la escuela: se encierra en su habitación, se lo pasa mirando el celular y llora a escondidas.


Comienzan entonces las aventuras y desventuras de Lilo para averiguar qué es lo que le sucede a su amiga humana Emi y ayudarla; para ello, Lilo contará con la colaboración de:


- Armando, un perro boxer que babea y compone versos más bien asquerosos;

- Olivertwist, un perro callejero, tan leído como sarnoso; y

- Berenice, una gata que, a pesar de los milenarios rencores, acepta ayudar a los perros en su proyecto.


En su camino, repleto de peripecias y enojos, peligros y pequeñas victorias, Lilo y sus amigos caninos, felinos y humanos reflexionarán sobre el poder de las palabras (que pueden sanar o encerrar, liberarte o dejarte solo), el valor de la amistad y cómo podemos superar el muro de las apariencias para intentar ser al menos un poquito más felices.


Muy preciosas las ilustraciones de Maite Mutuberria, hechas con una base de lápiz y cada una con un color diferente.


Recomendado.



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