Este libro (la primera novela de Yoknapatawpha que escribió Faulkner) tuvo dos versiones, publicadas con casi cincuenta años de distancia una de otra. La primera, titulada Sartoris, se publicó en 1929, poco después de The Sound and the Fury. En 1973 (más de una década después de la muerte del autor) se publicó la versión completa del libro, con el título que el autor le había puesto originalmente: Flags in the Dust. De todos los libros de la saga, este es el único que me pareció malo (o, para no ser tan duro con mi amigo Willy: no bueno). Tiene el único atractivo de mostrar, en sus primeras menciones y versiones, a muchos personajes que luego se desarrollaron (algunos espléndidamente) a lo largo de la saga.
A jugar con Faulkner
1. Un problema de probabilística. Si se pusieran en una bolsa todos los nombres de pila de los varones de la familia Sartoris (en cinco generaciones) y se sacara uno al azar, ¿qué probabilidad habría de que ese nombre fuera John o Bayard?
a. 25% b. 50% c. 75% d. 100%
2. ¿Qué quiso decir Willy? Indique cuál cree que es el significado de estos términos que aparecen en el libro.
a. zackly b. cusin c. fambly d. ottobile
La estructura
El libro está dividido en cinco partes sin título, cada una compuesta por capítulos numerados. Podría decirse que el eje del libro es la historia de Narcissa Benbow y su relación con el joven (y atormentado) Bayard Sartoris (bisnieto del John Sartoris que peleó en la Guerra Civil y nieto del Bayard Sartoris que jugaba, siendo un niño, a la guerra en el patio de su casa, en el comienzo de The Unvanquished), pero lo cierto es que hay tantas líneas argumentales que no es muy claro de qué trata la novela.
El título
Flags in the Dust se tradujo como Banderas en el polvo, y aquí, a diferencia del título Intruder in the Dust (del que ya hablamos), la palabra dust sí significa “polvo”, así que la traducción está perfecta. Hay que tener en cuenta que Faulkner no repitió título, técnicamente, porque este libro se publicó en vida del autor como Sartoris (de otra manera, estoy cien por ciento seguro de que Faulkner no habría titulado dos libros suyos con la frase “in the dust”). Banderas en el polvo es, sin dudas, mejor título para este libro que Sartoris (un título que eligió alguien en la editorial Harcourt, no se sabe bien quién), porque el libro no trata solamente sobre la familia Sartoris, ni siquiera con los intensos recortes que le habían hecho al original en ese momento. Las banderas en el polvo son las del Sur tras la guerra, pero también las de las mujeres en su lucha incesante por imbuir algo de sentido común en los varones y las de los blancos por organizar una sociedad más o menos funcional con los materiales humanos existentes en el Sur.
Norreseña
El original de este libro fue rechazado por muchos editores. Faulkner pensaba que su libro era buenísimo, pero los editores le decían, una y otra vez, que era un mejunje de cosas mezcladas sin cohesión, con demasiadas subtramas que no iban a ninguna parte... y tengo que decir que los editores tenían toda la razón. Solo luego de que Faulkner triunfara con la publicación de El ruido y la furia fue que un editor, en Harcourt, aceptó publicarle este libro, siempre y cuando el autor aceptara recortarle unas doscientas páginas (casi todo lo relacionado con la historia de Horace Benbow), cosa que Faulkner hizo. También le cambiaron el título, al peor pero más sintético: Sartoris.
El libro, efectivamente, no es bueno: da demasiadas vueltas y toma demasiados caminos a la vez, de forma que para resumir su trama uno tiene que hacer malabarismos. Sin embargo, algo bueno tiene: le mostró a Faulkner que tenía mucho para contar allí, sobre ese lugar que acababa de inventar, sobre esos y otros personajes que vivían o vivirían allí. Fue el primer ensayo, el primer texto de lo que se convertiría en la saga de Yoknapatawpha, sobre la que ya tanto hablé. En ese sentido digamos arqueológico es que Flags in the Dust es notable. Como novela en sí, no termina de cuajar.
Está bien escrita, claro. Eso es innegable. Podríamos decir que la historia base es la de Bayard Sartoris (biznieto del prócer, el coronel John Sartoris), que vuelve de la primera guerra mundial, donde participó en combate como aviador y donde murió su hermano gemelo, John, muerte que lo atormenta y lo hace tener una pulsión de muerte, acelerando al máximo con su auto por los flojos caminos del pueblo. Entabla una relación sentimental con Narcissa Benbow, que es una huésped en la casa de los Sartoris (dirigida por miss Jenny, la ya muy anciana hermana menor del coronel Sartoris, una mujer de fuerte carácter, inteligente e incansable, como son frecuentemente las típicas mujeres del Sur, en las obras de Faulkner).
Pero claro, pasan tantas otras cosas, hay tantas otras historias metidas allí (la de Horace Benbow y su relación con Belle, la de los primeros Snopes [uno de ellos ladrón y acosador], la de los negros que trabajan en la mansión de los Sartoris, la del Viejo Bayard (el abuelo del Bayard mencionado arriba)... Pasar por estas páginas da un poco de vértigo, pero es un vértigo más bien lento que te deja un poco confundido, y por eso no recomiendo leer este libro salvo que vengas leyendo toda la saga y conozcas a estos personajes (y a Faulkner) por otros libros.
Una curiosidad
El bisabuelo de Faulkner, William Clark Falkner, fue coronel durante la Guerra Civil y, aparentemente, sirvió como modelo para el personaje del coronel John Sartoris (el gran prócer del condado, quien solo aparece como personaje en The Unvanquished, pero es mencionado en casi todos los libros de la saga). Para Banderas en el polvo, se dice que Faulkner basó varios personajes en personas reales de su pueblo natal, Oxford (su amigo Ben como modelo de Horace Benbow, su hermano Murry como base para Bayard Sartoris, etc.). Y el mismo pueblo de Oxford fue la base para armar a Jefferson, la capital del condado de Yoknaphatawpha (“mi pequeña estampilla de suelo nativo”, como lo definió alguna vez Faulkner).
Un fragmento
(...)—E imagino que así fue como hiciste que te prestara su uniforme —dijo agriamente miss Jenny—. Bueno, dejemos que duerma, por esta mañana. Démosle un día para que se olvide de la guerra. Pero si empieza a hacer estupideces como hizo Bayard, va a ser mejor que se ponga esa cosa de nuevo y vuelva para allá. Lo declaro: los hombres no pueden aguantar nada.
Siguió de largo, seguida por su huésped en el sencillo vestido blanco.
—Usted es demasiado severa con los hombres, considerando que no tiene marido —dijo ella—. Además, está juzgando a todos los hombres a partir de sus Sartoris.
—No son mis Sartoris —replicó miss Jenny de inmediato—. Solo los heredé. Pero tú solo espera: pronto tendrás uno propio del que ocuparte (...). Los hombres no aguantan nada —repitió—. Ni siquiera soportan andar por donde gustan sin preocupaciones ni responsabilidades, haciendo todas las maldades que se les ocurren sin ningún límite. ¿Acaso crees que un hombre podría sentarse día tras día y mes tras mes en una casa a millas de distancia de todo y pasarse el tiempo entre lista y lista de bajas rasgando sábanas y cortinas y manteles para hacer vendas y viendo cómo van escaseando el azúcar y la harina y la carne y usando corchos encendidos para iluminar porque ya no hay velas ni candelabros donde ponerlas si las hubiera, y escondiéndose en una cabaña de negros mientras los generales yanquis, borrachos, le prenden fuego a la casa que construyó tu tátara-tatarabuelo y donde nacieron todos tus parientes? No me vengas a hablar del sufrimiento de los varones en la guerra.
(en el capítulo 1 de la parte dos)
Respuestas de “A jugar con Faulkner”:
1. Respuesta d (todos los varones de la familia se llaman John o Bayard, a lo largo de las cinco generaciones de Sartoris que aparecen en la saga).
2. a. zackly = exactly (exactamente); b. cusin = accusing (acusando); c.fambly = family (familia); d. ottobile = automobile (automóvil)
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