Este libro con poemas de Fabiana Margolis e ilustraciones de Vicky Malamud fue publicado hace poco (2023) por Pez Menta, con la dirección editorial de María Luz Malamud. Forma parte de la colección En el medio de la mar.
Me encantó este libro, y los demás de la colección. Son libros pequeñitos, 16 páginas ilustradas, tapas con cartulina encapada y brillante, 14 x 19 cm: pero no hay que engañarse por la aparente sencillez, porque el resultado es hermoso.
En Capullo de estrella se nos presentan dos poemas “para chicos” (y grandes) que tienen en común que hablan de las estrellas pero asignándoles lugares distintos, cualidades sorprendentes, mitologías insólitas que las acercan a nuestras manos para hacer de esos astros aparentemente lejanos elementos cotidianos y “nuestros”, algo que solo la poesía puede lograr.
En el primer poema, que se titula como el libro, se parte de una idea que se resume en el primer verso: “Las estrellas nacen en jardines”. Se le asigna una genealogía vegetal a las estrellas, que tienen entonces semillas, espinas, raíces y pequeños capullos gigantescos que, al florecer, llegan al cielo.
Crece una espina en el tallo rugoso.
Brota un estambre de fuego.
La arrulla una canción de cuna
que silba por las noches el jilguero. (…)
Es decir, una imagen poética sencilla, pero desarrollada con sensibilidad y gracia: suenan muy bien, esos versos en el que se nos relata el camino de las estrellas desde su germinación en la maceta hasta las floridas constelaciones.
(El procedimiento poético es el mismo que en “Jardín de pulpos”, la única canción que le aportó el baterista Ringo Starr a la discografía de los Beatles; pero mientras en dicha canción la analogía vegetal busca principalmente un efecto humorístico, aquí borda los sonidos y las imágenes de una maravillada sorpresa).
Y el otro poema que completa el libro, “Pescar estrellas”, también parte del mismo asombro mítico, pues aquí se nos propone la actividad cotidiana (pero a la vez única) de salir a pescar estrellas en el río del cielo, así como se pesca un bagre resbaladizo en un río de agua dulce: con paciencia, con una mirada atenta, con la carnada de la golosina favorita de las estrellas nadadoras.
Hoy salimos a pescar estrellas.
Las que titilan,
las que parpadean,
las viajeras,
las que se quedan quietas,
las viejitas y las más nuevas. (…)
Las ilustraciones son muy bellas, con pocos colores en tonos mate; comenzando por la pescadora-jardinera estelar de la tapa, pero también el sorprendente árbol de las estrellas en flor y otros pequeños y bellos personajes y elementos que van acompañando y rondando los versos, abriendo el juego de los sentidos y las sorpresas de esas estrellas-planta y de aquellas estrellas-pez.
En fin: una gran propuesta de “pequeña” poesía en un bocado (o en dos), que recomiendo con fervor.
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