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Historias desde casa

Pocas, muy pocas cosas buenas nos dejó la pandemia, y este libro es una. Se trata de una antología de cuentos de diez autores, ilustrados por diez ilustradores y publicada por Ekeka y Letra Impresa en 2021, con idea y dirección editorial de Katherine Martínez Enciso y diseño de Gaby Falgione y María Florencia Videla.

Ya eso, un libro hecho por veinte autores LIJ de primera línea (diecinueve en realidad, porque Martín Morón escribió un cuento e ilustró otro), sería motivo suficiente para conseguir este libro y leerlo. Pero ocurre que además es el paso final de todo un proyecto de características únicas, casi un experimento:


- Se realizó durante la cuarentena, en 2020, en la etapa del confinamiento obligatorio (con lo cual tanto los autores como sus personajes estuvieron igualmente encerrados en sus respectivas casas, durante todo el proyecto).


- Se escribió e ilustró a contrarreloj, de forma que el libro completo estuviera listo, en su versión digital, 40 días después de su comienzo (respetando la duración de una cuarentena estándar).


- Los lectores podían descargar cada cuento a medida que era subido a las redes, y al finalizar podían descargar el libro completo por una suma a voluntad (la totalidad de la recaudación durante 2020 fue donada a la Red de Bancos de Alimentos de la Argentina).


- Y además, pero no menos importante: todos los cuentos se interrelacionan. Comparten un mismo marco (un edificio de departamentos en la ciudad) y un puñado de personajes (habitantes, en su mayoría, de algunos de los departamentos del edificio). Y lo que sucede en cada cuento afecta, en formas diversas, en lo que pasa en los cuentos que le siguen. Esto es algo difícil de lograr, porque escribir literatura es por lo general una tarea solitaria, y quienes escribimos estamos acostumbrados a hacer casi siempre nuestra real voluntad; por eso, reunir a tantos autores que quisieran trabajar en forma colaborativa y crear en equipo es, en sí, un logro.


Estos son los títulos de los cuentos y los autores respectivos:


1. “Dormir en el patio”, de Márgara Averbach, ilustrado por María Lavezzi.

2. “Ruido mental”, de Andrea Braverman, ilustrado por Gerardo Baró.

3. “El Hacker”, de Adriana Ballesteros, ilustrado por Pablo Zamboni.

4. “La confesión de Raúl”, de Franco Vaccarini, ilustrado por Rodrigo Folgueira.

5. “Pajaritos”, de Alejandra Erbiti, ilustrado por Martín Morón.

6. “La rebelión de las palomas”, de Deivid, ilustrado por Ezequiel Quines.

7. “El viaje de Ramírez”, de María Laura Dedé, ilustrado por Damián Zain.

8. “Polillas y mariposas”, de Walter Martínez, ilustrado por Gabriela García Tanus.

9. “Tareas”, de Martín Morón, ilustrado por Mariano Martín.

10. “Pandora”, de Walter Poser, ilustrado por Pablo Pino.


Cada autora y autor consiguió, igualmente, darle su onda a lo que escribió, dejar su impronta en cada cuento. Hay algunos más poéticos, otros más cómicos, algunos son estrictamente realistas mientras que otros abiertamente fantasiosos; algunos conmueven, otros sorprenden... Hay posibilidades de romance y de crímenes, la punta del ovillo de un misterio y reencuentros inesperados, e incluso personajes no humanos (como palomas y gatos) tendrán que ver en los acontecimientos que ocurren en ese edificio que es, a la vez, común y especial. Esas diferencias de estilo de escritura se complementan con las diferencias de estilo en la ilustración, que determinan para cada cuento una identidad visual, a la par de la literaria.


En conjunto, la antología, además de ser entretenida de leer y “enganchar” al lector, funciona como un testimonio de ese momento tan único del país y del mundo que nos tocó vivir en 2020; y si bien hoy podemos escribir sobre el confinamiento, ya no estaremos (¡espero!), como sí estos autores, escribiendo e ilustrando desde dentro del confinamiento, contando historias desde casa sobre personajes que tampoco saben cuándo ni cómo irá a terminar todo esto.


Y para completar, el libro en sí, el objeto resultante que se imprimió un año después, es muy hermoso también, con buen papel y tapa dura, un libro que se disfruta en cada pasar de hoja mientras descubrimos hacia dónde van, casi sin moverse, esos simpáticos y entrañables personajes.


No se lo pierdan. Recomendado.

 
 
 

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