La guarida del viento
- vargassebastianh
- 2 sept
- 2 Min. de lectura
Esta novela breve de Virginia Beccaría Canelo fue publicada este año (2025) por Aique, en su colección El Trébol Azul, dirigida por Cecilia Repetti y con la coordinación editorial de Rosalía Muñoz. Las ilustraciones son de Andrea Angrisani. El libro está recomendado para lectores a partir de los siete años.

Empiezo aquí una pequeña serie de libros con protagonistas infrecuentes. Es que el gran protagonista de esta novela es el viento: un viento mítico, humanizado, pero que se reconoce por los efectos de su presencia… y de su ausencia.
En una escuela de pueblo, la maestra Ana les propone a sus estudiantes que dibujen un retrato del viento. Cada quien hace su propio dibujo y acuerdan llevarse los dibujos a sus casas, pero volverlos a traer días después para realizar con ellos una exposición. Pero a la salida de la escuela, el viento sopla fuerte y se lleva… el dibujo de cada uno de los estudiantes. ¿Es una suerte de censura previa del viento, para que no se difunda su identidad? Comienza entonces una investigación de Sonu (la narradora) y sus compañeros en busca del lugar donde puedan hallar al viento, reclamarle la devolución de sus dibujos y, de ser posible, que dé algún tipo de explicación sobre sus acciones (no pude evitar recordar, mientras leía, el título de la novela de mi adorado Onetti: Dejemos hablar al viento). El viento se hace difícil de hallar, e incluso los chicos deberán ayudar a suplir los efectos del viento en favor de barriletes y dientes de león.
Mientras tanto Sonu va tomando notas, que aparecen en el final de los capítulos y son preguntas poético-filosóficas que hacen un genial contrapunto con la narración, mientras van rodeando al viento y, a la vez, son rodeados por él.
Nota 7
La lluvia danza con el viento. Cantan juntos una canción que acuna a las orugas y despierta a los sapos. Entonces, la tierra descansa. ¿Dormirán las abejas hasta que la lluvia deje de caer? ¿Qué soñarán las mariposas?
Me gustaron mucho las ilustraciones de Andrea Angrisani a todo color, en tonos de lápiz, en especial las que representan (como la tapa) al viento, asignándole colores y formas y una materialidad densa, como si fuera un objeto, un cuerpo fluido pero muy presente y visible. Un gran aporte al libro.
La novela está bellamente escrita y tiene un gran ritmo, además de la original propuesta del viento como personaje protagónico. Ideal para leer en una ráfaga.
Recomendada.



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