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Lo que quiere una mujer

Este cuento ilustrado (podría considerarse libro-álbum, si así lo prefieren) fue publicado en 2010 por Calibroscopio, con edición de Judith Wilhelm e ilustraciones (y diseño) de María Wernicke.


El texto es un relato muy antiguo pero de candente actualidad, tomado de Los cuentos de Canterbury de Chaucer (siglo XIV): el cuento de la comadre de Bath. Aquí está versionado por Estrella Escriña Marti, una muy reconocida narradora oral española.


La idea del cuento es, a grandes rasgos, la siguiente: un caballero ataca, en forma muy poco caballeresca por cierto, a una mujer, y se lo condena a muerte. Como el caballero es muy apuesto, la reina y las damas de la corte interceden por él, y le ofrecen perdonarle la vida si logra, en el plazo de un año, responder una pregunta.


La pregunta es: “¿Qué es lo que de verdad quiere una mujer?”. Durante todo el año, este criminal caballero investiga y pregunta a mujeres y a hombres, pero todas las respuestas a las que llega son parciales y, por lo tanto, incompletas, inexactas. Cuando está por cumplirse el plazo, una bruja horrenda le ofrece darle la respuesta correcta… siempre y cuando él prometa hacer luego lo que ella le pida.


El caballero acepta, y aunque la respuesta que le da la bruja efectivamente le permite conservar la vida, será para él a la vez salvación y condena, pues deberá aprender a aplicar él mismo la receta que le dieron y sentir en carne propia (en cierta forma) la violencia que él causó.


La respuesta a la antigua pregunta cambió un poco, en esta versión del cuento de Chaucer, y eso destaca que aún hoy, más de seis siglos después, no pudimos responderla como sociedad: las mujeres (es decir, la mitad de la humanidad) siguen exigiendo poder ser dueñas de su vida y de su propio cuerpo, poder decidir sobre su destino y sus acciones sin que sea un varón quien decida por ellas.


Sin dudas, este libro es lo que es (un objeto precioso) gracias a la forma en que María Wernicke lo ilustró y lo diseñó. Le dio un aspecto austero, “serio”, ya desde la tapa, en la que vemos al protagonista entrecerrando los ojos tras un cortinado traslúcido, como para descubrir o acechar esa respuesta esquiva, en un tono ocre-gris de papel madera que abarcará todas las páginas impares del libro (en las que solo hay ilustración), mientras que en las páginas pares, con fondo blanco, aparece el texto del cuento junto con viñetas e imágenes más pequeñas.



En gris, y con solo algunos elementos en azul o blanco, van desgranándose las escenas que se ven medievales pero contemporáneas a la vez, armadas con sellos (al menos, se perciben como sellos), con texturas y formas que, como los sellos sobre ese papel tosco y cálido, dejan una fuerte impresión en nosotros, los lectores, mientras pensamos si seremos capaces (como personas, como sociedad) de responder a esa pregunta tan sencilla pero que aún sigue, ay, sin terminar de contestarse.


En fin: un gran libro, tan bello como bueno. Si no lo conocen, no dejen de salir a buscarlo. Les doy un año.


Recomendado.



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1 Comment


Marisa Perez
Marisa Perez
Nov 07

¿Son poco frecuentes los libros ilustrados para adultos, más aún los libros álbum? Desde el primer momento pensé cuánto valor agregado puede tener una propuesta así. Mucho, sin duda. Me dan ganas de buscarlo y disfrutarlo. Pero a la vez, solo con leer tu no-reseña, reflexiono sobre el tema del poder de las mujeres sobre su cuerpo y su devenir. Creo que al observar esa vigencia nos reafirma el hecho de no haber evolucionado como sociedad. Que los hechos históricos que nos rodean en la actualidad son semejantes a los que se retratan en el cuento de Chaucer en la Edad Media. Que tal vez esta época sea también una edad media... mediana, mediocre, medianera. Una pena, o mejor dicho,…

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