Este libro de Istvansch fue publicado por Arte a Babor, una editorial dedicada a libros de arte para chicas y chicos, en noviembre de 2020. Lleva el subtítulo “Un viaje a Cueva de las Manos”, y para hacerlo, el autor armó en papeles de colores un teatrino con decenas de telones intercambiables y cientos de títeres de palito, con los que fue recreando diferentes escenas prehistóricas alrededor de un lugar preciso, la Cueva de las Manos, en la actual provincia de Santa Cruz: el lugar donde se localizan las pinturas rupestres más antiguas de nuestro continente.
¿Se trata entonces de un aburrido libro de divulgación científica, lleno de datos y fotografías? Bueno, podría decirse que sí es de divulgación científica el libro, en un punto, pero si conocen a Istvansch, ya saben que “aburrido” no es una palabra que vaya con él ni con nada de lo que él hace. Se nos cuenta la historia de la Cueva de las Manos, sí, pero en una forma tan poética, con imágenes tan hermosas y sorprendentes, en una edición tan indescriptiblemente bella, que no es posible encasillar este libro más que en una joyería.
En cada doble página convive un texto del lado izquierdo, con una página ilustrada (en realidad, con una fotografía de una escena en el teatrino de papel) del lado derecho.
Los textos nos presentan al lugar (con su frío y su viento, su río y sus rocas) y a las primeras personas que llegaron allí con una gran idea:
Antes del antes del antes estaba el viento.
Y los cañadones de altas paredes de roca, el río, el hielo y la nieve, que tanto castigaban como daban vida al calafate y al coirón, al choique y al guanaco.
Después del antes (mucho después del antes, mucho antes del ahora) el viento trajo unas gentes.
Esas gentes trajeron una idea, y esa idea fue “que mi huella sobreviva”.
Las siguientes escenas nos van haciendo viajar a diferentes momentos de la prehistoria: 10.000 años atrás, 7.000 años atrás, 3.000 años atrás, y para cada uno de esos momentos se relata un pequeño cuento: la historia del cañadón y cómo se decidió dibujarlo en la piedra; la historia de dos amigas que deciden incluir sus manos pintadas entre las que ya estaban en la cueva desde siglos atrás; la historia de un cazador inútil que se vuelve un hábil bailarín. Y el viaje termina con un momento ya no pre, sino histórico: el descubrimiento de la cueva y los investigadores que la estudiaron.
Aquí abajo pueden ver un video en el cual el genial autor nos cuenta sobre el libro, muestra el increíble trabajo que hace con solo una tijerita, un montón de papeles de colores y un océano de talento y nos enseña, además, a hacer un títere de dedo (lo explica tan bien que creo que hasta yo puedo llegar a hacerlo, si me esmero).
En fin, un gran libro, que se disfruta un montón, que además me llegó (por ser uno de los primeros compradores) con encantadores extras: varias postales, dedicatoria del autor y un títere de dedo como para que pueda jugar yo también. Irá al estante de los libros lindos por al menos diez mil años. No se lo pierdan. Recomendado!
¡Qué hermoso espacio...!
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Gracias...
María Elena Estruch