Este libro de poemas de Mariana Finochietto fue publicado por la editorial sanjuanina Elandamio en 2024, con edición y diseño de tapa de Damián López.

(Aquí se pueden ver los puntos de venta de los libros de la editorial, por si quieren conocer o conseguir sus libros: https://elandamioediciones-ventas.blogspot.com/2011/01/ciudad-de-san-juan-kiosco-gemita.html )
Mariana es una de las grandes voces poéticas de nuestro país, una de las poetas actuales que sigo y leo y releo con gusto. Suele compartir poemas por el facebook, con gran generosidad. Pero leer un libro entero de ella es una experiencia mucho más compleja/completa, porque aquí los poemas se entrelazan y se organizan a partir de un eje (que es un espacio también: el patio) y van armando una conversación de la voz de la poeta consigo misma, en un idioma hecho de imágenes y de sensaciones; un lenguaje tan sutil “que hemos perdido el suave don de pronunciarlo”.
Quién tuviera un lenguaje
para hablar de esas cosas,
para decir verano
con la voz de los grillos.
(en “la voz secreta”)
En esa voz y en esa mirada que sostiene la voz, el espacio reducido de un patio se desgrana en múltiples luces, cualidades y palabras: cada ser vivo puede ser sorpresa y símbolo, cada luz se vuelve premonición y víspera: el patio “se derrama sobre el mundo / para que yo lo vea”. Y el patio mismo se convierte en un espejo del propio ser, lo que permite que la poeta, al hablar de una planta, de un momento o de un rincón esté descubriendo y contándonos quién es (en lo profundo) ella misma: una persona que ya tiene una vida recorrida, que creció (como esas plantas), que brilla (como ese patio al sol) y que aguarda y ronda el secreto de lo que vendrá (una nueva estación, un nuevo color, el futuro).
Resiste
al frío
la belleza agreste
del malvón.
Mi corazón
es áspero
también
y aún florece.
(“inviernos”)
La poeta hunde la mano (y la voz) en ese jardín pequeño, retirando malezas y combatiendo hormigas, aun sabiendo que ese patio (al igual que nosotros, las personas) no será eterno, no permanecerá para siempre:
Mi suave corazón de jardinera
será parte de la tierra
cuando el pasto y su porfía vegetal
sigan creciendo
y creciendo
y creciendo.
Y aun así, necesitamos estar allí y sentir y ver lo que nos rodea, sus colores y sus mutaciones, y precisamos además decirlo (escribirlo) “para nombrar / antes de desaparecer”.
En fin, no quiero extenderme demasiado. Solo diré que estos poemas son muy geniales, que me encantó este libro, y ustedes harán muy bien en también buscarlo y leerlo, para descubrir este patio tan bellamente nombrado y poder atesorar para siempre ese pequeño terreno lleno de plantas y de luz, un lugar que nunca vimos pero ya es también parte nuestra.
Hermoso libro. Recomendado.
Si pudiera desear
si aún mi cuerpo fuera digno
de los dones del mundo
yo pediría
un amor
suave y sencillo
como la luz
que duerme sobre el pasto
sus certezas de vidrio
Un amor pequeñito
que quepa entre mis manos
que se quede
manso y tibio
al amparo de mí.
(“cumpleaños”)
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