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Puertas

Este libro de poemas de Iris Rivera salió publicado recién recién (finales del infinalizable 2020) por La Gran Nilson, sello editorial creado por Alejandra Correa y Julia Magistratti dedicado a la poesía y que está armando un catálogo muy poderoso, en ediciones bien cuidadas (lo que se agradece siempre, pero especialmente cuando se trata de poesía).

Comentar un poemario es más difícil (para mí, al menos) que hablar sobre una novela, y no tengo más experticia que la de ser un lector entusiasta, así que sabrán disculpar si no soy el recomendador más indicado.


Pero me gustó muchísimo este libro, lleno de poemas sutiles y encantadores, sencillos, de pocas palabras, sin puntuación ni mayúsculas, sin estridencias, que al avanzar se sienten casi como si te estuvieran susurrando al oído esos versos que son como hilos de una conversación muy larga con alguien que te conoce bien (“converso con el hombre / que siempre va conmigo”, decía Machado).

el viento te da en la cara

como si

la quisiera borrar


pero

tu cara no es

un dibujo en la arena


o sí

o es

El libro está organizado a partir de las puertas, esos objetos comunes y significativos. El índice nos muestra las partes del poemario, definidas a partir de ámbitos marcados por la ubicación de la voz poética en relación con una puerta: “Umbral”, “Puertas afuera”, “Puertas adentro”, “Portazos”, “De otras puertas”.


Puertas como límite pero a la vez como conexión (puertas-puente), como lugar vacío pero que se abre a todos los lugares, división inasible y móvil entre el adentro y el afuera (de nuestra casa, del mundo, de nosotros mismos). Y también, claro, imagen de la poesía misma, pues los poemas de “Puertas” son puertas también, madera de palabra sonido picaporte que nos permiten entrar en una forma de ver el mundo (tan de aquí), una sensibilidad hacia la luz (rendija), la naturaleza de acá nomás (la que más nos conmueve, pues nos cuenta como parte).

andan diciendo

que la mariposa

vive tan poco

tan poquito

pero antes

justo antes

de ser la mariposa

¿qué? ¿no vivía?

¿no iba viviendo

mientras era oruga?

y en su tiempo crisálida

¿tampoco? (...)

Escuché a Iris, hace poco, hablar de sus autores queridos, y en estos poemas se nota una conversación con esas voces, las de Devetach, Szimborska, Parra, Cortázar también. Y una cercanía omnipresente y juguetona con la canción y con el poema “infantil”.

para abrir un tomate a la mitad

es necesario

disponer de uno de ellos

recostarlo en la tabla con cuidado

empuñar el cuchillo y la certeza

de que el filo sea bueno


acercarle la hoja calculando

de no cortarte un dedo

y con un movimiento decidido

abrir la carne roja

sin piedad y sin miedo


no sé si habrás notado

que un corazón

se parece demasiado

a un tomate

Entonces, ¿estos son poemas para chicos o para grandes? Iris odiaría esta pregunta, porque está mal formulada: en su visión, toda la literatura es (potencialmente) para todas las personas, y las niñas y los niños son (al menos, hasta la última vez que me fijé) personas también. Así que sí, claro que estos poemas pueden ser leídos y disfrutados por niñas y niños, así como los disfruté yo (que tengo ya mis años (unos cuantos)) y como seguramente los disfrutarás vos (apuesto y gano) cuando abras estas puertas (para ir a jugar) y entres, casi sin darte cuenta, a todo un mundo nuevo que tenías muy cerca pero no habías notado.

Recomendado con ganas.

garúa


que queda en lo que toca

lo humedece

resbala

o lo penetra


poesía

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