Me alegró, como a muchos, saber que hay una nueva novela de Liliana Bodoc, una que no conocíamos, y que acaba de ser publicada (abril de 2024) por VR Editoras en el sello Capicúa, dirigido por María Florencia Cambariere, con la edición de Soledad Alliaud y Teodora Scoufalos, diseño de Paula Álvarez y hermosamente ilustrado por María Elina (unas ilustraciones dramáticas, plásticas y sugerentes que van acompañando en forma muy presente el devenir de los personajes).
El libro se titula Una isla en el tiempo. La historia de esta novela “para chicos” es muy curiosa: Liliana (quien murió, recordemos, en 2018) se la cedió muchos años atrás a una pequeña editorial de La Habana (Cuba), que la editó, sin ilustraciones y sin mayor distribución que esa misma ciudad. Pero nadie sabía de esto, ni siquiera su familia, que se enteró hace poco, en forma casual, de la existencia de esta novela. Galo Bodoc habló con la editorial cubana, que aclaró que el plazo de aquella cesión ya había terminado y que por lo tanto, la novela estaba libre para ser editada nuevamente.
Así que esta isla en el tiempo podría ser, por qué no, una metáfora de Cuba (no es para nada imposible hacer una lectura política de la novela). Pero también esta isla está hecha de palabras: la isla es la historia, la leyenda, que viaja en el tiempo para contar, para contarnos a través de la historia de otros.
Esta historia me pareció casi como un cuento de hadas, mezclado con sagradas escrituras de una religión personal y humana, llana, y donde los héroes nunca son individuos iluminados.
Hay, en esta isla en el tiempo, una lluvia eterna que lo inunda todo. Se nos presenta una versión-fusión de dos mitos bíblicos, el de Moisés y el de Noé, con una isla en lugar de un arca, con una paloma mensajera que se envía a buscar tierra y un nido que es hallado como una cuna en el Nilo (el Moisés que se convoca aquí no el adulto que lidera a su pueblo, sino el niño indefenso abandonado al azar de la corriente).
Hay una abuela, Amparo, que le lee a su nieto Iván (quien es considerado por la gente del pueblo como el loco o el tonto, pero que en realidad es el más perceptivo, el capaz de una comprensión de la realidad a un nivel más profundo). Ellos tienen dos palomas: Aura y Thales, que serán personajes importantes en la historia. Y en esa isla hay un hombre poderoso, rico y sin escrúpulos, César Mégalo. Cuya hija, su única hija, Adela, está muy enferma.
Con estos elementos, Liliana arma una historia política y poética, muy actual (a pesar de que fue escrita hace ya muchos años), en la que la vida busca abrirse camino en mitad del desastre, como un rayo de esperanza en un cielo encapotado.
Aparecen algunos motivos muy presentes en toda la obra de Liliana, como la altanería de los poderosos, que atacan a las personas y a la naturaleza, por codicia y ceguera; la sabiduría de las ancianas, los poetas y los niños; el niño “loco” o “tonto” que en realidad tiene la mente en otra frecuencia y es capaz de captar señales que los demás no reciben.
En fin: una hermosa novela, que sorprenderá y encantará a los lectores, y que recomiendo aquí con entusiasmo.
Para cerrar este comentario, cito algo que dije durante la presentación de este libro en la Feria del Libro de Buenos Aires de este año (2024):
Estuve pensando bastante estos días, preguntándome por qué es una buena noticia para nosotros los lectores que se publique un nuevo libro de Liliana Bodoc. ¿No podríamos releer los libros de ella que ya tenemos? Claro que sí, y lo haremos. Y sin embargo, los que disfrutamos leer sus obras (y leer esos libros era y es todavía como leerla a ella, como escucharla, como ser su amigo), los lectores de Liliana no queremos resignarnos a no ser sorprendidos de nuevo, a no ser de nuevo golpeados por el rayo amable de una historia de Bodoc que aún no conocíamos.
Quiero traer aquí un poema de Ursula K. Le Guin (gran autora de fantasy y ciencia ficción que fue lectora de Liliana también y murió quince días antes que ella, al comenzar 2018), en su último libro de poemas (publicado en forma póstuma), So far so good.
MIRANDO ATRÁS
Recuérdame antes de que fuera un montón de sal,
la niña riente que rara vez hacía
lo que le decían o iba cuando la llamaban,
la chica alegre que se volvió la esposa de Lot,
la feliz mujer que amó a su ciudad malvada.
No me recuerdes con lástima.
Te vi caminando adelante
hacia el desierto de tu fe implacable.
Esos manantiales están secos, esa tierra está muerta.
Busqué atrás, no adelante, a la muerte.
Lluvias compasivas me disuelven y llego
aún desobediente, aún feliz, a casa.
Y creo que por eso sigue siendo una buena noticia para nosotros que se publique un nuevo libro de Liliana; porque para nosotros leerla también es como volver, desobedientes y felices, a nuestro hogar.
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